¿Sabías que el bruxismo puede ser tratado también en la consulta psicológica? Apretar o rechinar los dientes responde, al menos en un alto porcentaje, a un estrés emocional somatizado en la articulación temporomandibular (ATM). Este estrés es la punta del iceberg de una sintomatología cuyas causas emocionales son inconscientes. Pueden esconder rabia, frustración, ansiedad, problemas de sueño etc.
Hace unos días hablábamos de uno de los tratamientos estrellas para el bruxismo, el Botox (ver post del blog), pero hoy aprenderemos, como leíamos más arriba, a darle enfoque más psicológico. Por eso hemos hablado con Esther Becerra, psicóloga de Vida’m, para que nos cuente un poco más sobre este tema.
La naturaleza del estrés y sus causas son múltiples e interdependientes. Pueden coexistir, por ejemplo, un estrés estructural generado por una mala oclusión junto a un estrés de origen emocional, por emociones suprimidas. Sabemos que cuerpo y mente son dos caras de la misma moneda. En este sentido, el origen y repercusión del bruxismo van tan ligados que se requiere una evaluación odontológica, fisioterapéutica y psicológica para un tratamiento adecuado y personalizado, comenta Esther.
El proceso psicoterapéutico pretende acompañar a la persona a que adquiera una comprensión de lo que está manifestando su cuerpo. La psiconeurología aplicada puede ser una herramienta complementaria a la relación de ayuda. Sin ser una herramienta diagnóstica, nos aporta información potenciando la toma de conciencia y también ayuda a identificar el nivel de estrés mediante la respuesta muscular y tener acceso a la memoria somática. Mediante la modulación del sistema nervioso se facilita la disolución de los patrones disfuncionales; así pues, la persona aprecia cambios como distensión, disminución del dolor… Además tiene la posibilidad de integrar nuevas estrategias de expresión, nuevas asociaciones y mejoras en sus estrategias de afrontamiento, y permite a la persona aprender a enfocarse en soluciones y no en problemas o síntomas adquiriendo otra perspectiva de sí misma y de la situación. En definitiva, nuevas perspectivas, autoconocimiento, recursos y elecciones que mejoren su calidad de vida.
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