Hoy hemos entrevistado a Arlet Pasqual sobre un tema que seguramente muchos de nosotros no conocemos: el Síndrome de la Cara Vacía.
El hecho de declarar el fin de la mascarilla en interiores nos ha llevado a una situación que traslada, sobretodo a adolescentes y jóvenes, a un sentimiento de ansiedad, vulnerabilidad y desprotección. A esta cuestión se le ha llamado síndrome de la cara vacía, y se ha relacionado con síntomas de ansiedad y aparece cuando una persona no quiere quitarse la mascarilla debido a su desprotección, explica Arlet.
Los dos factores básicos que llevan a este sentimiento son el miedo a contagiarse de la COVID-19, y, en el qué tenemos que poner mayor atención, el miedo a exponerse físicamente.
La adolescencia es un momento donde damos especial importancia y atención al físico, coincidiendo en mayor medida con la aparición de complejos, es por eso que ocurre con más frecuencia entre los adolescentes. ¿Pero sólo afecta a jóvenes y adolescentes? No, mayormente afecta a personas con un perfil ansioso o con episodios anteriores de ansiedad, personas que tienden a la hipocondría y personas con un nivel elevado de timidez.
Las personas con este síndrome es posible que sigan el camino de las conductas evitativas. Es decir, las personas ponen en marcha una conducta evitativa (no quitarse la mascarilla), esto les produce una disminución inmediata del miedo (no se exponen físicamente) pero finalmente, el miedo acaba aumentando ya que trasladan estas conductas evitativas a otros ámbitos de su vida.
Pero lo más importante es, ¿cómo podemos hacerle frente?
- Exposición gradual: Respetando el proceso de adaptación de cada persona.
- Dar tiempo para adaptarse: No es obligatorio quitarse la mascarilla, por lo que, debemos respetar aquellos que deciden seguir llevándola.
- Técnicas de adaptación: Empezar a retirar la mascarilla en sitios donde nos sintamos seguros haciéndolo e ir aumentando los sitios.
Es importante no forzar a aquellas personas que decidan no quitarse la mascarilla, podríamos estar perjudicando su estabilidad emocional. Y sobretodo pedir ayuda en aquellos casos que los sentimientos negativos no desaparezcan bajo ninguna situación, comenta Arlet.
