Alimentación y estado emocional: un vínculo muy estrecho

Posted By: Clínica Vida'm

Nuestro estado emocional tiene un efecto muy poderoso sobre la elección de los alimentos. En Clínica Vida’m somos conscientes de que alimentación y estado emocional mantienen una relación muy estrecha. En muchas ocasiones tendemos a rebajar tensiones con la comida. ¿Quién no se ha comido un dulce en un momento de bajón?

Cuando estamos nerviosos, tristes o aburridos, nuestro cuerpo nos pide alimentos ricos en grasas y/o azúcares. El motivo se encuentra en que estas sustancias activan sistemas de recompensa en el cerebro. De este modo, se libera serotonina, una hormona conocida como la “hormona de la felicidad”, responsable de esa sensación de calma y bienestar que tanto nos reconforta. Parece que así afrontamos mejor lo que nos sucede. Este es un claro ejemplo que nos demuestra el vínculo entre alimentación y estado emocional

Para poder combatir este rol, en Clínica Vida’m sabemos lo importante que es escuchar nuestro cuerpo y saber diferenciar las necesidades que tenemos en cada momento. ¿Has probado salir a dar un paseo en un momento de aburrimiento? Quizás así evitarás abrir la nevera y empezar a comer sin control.

Para ello, también es importante saber diferenciar qué tipo de hambre experimentas en determinadas situaciones. ¿Sabes diferenciar el hambre real del hambre irreal? Recordamos que alimentación y estado emocional, a menudo, van ligados.

  • El hambre real es hambre fisiológica, aquella que nuestro cuerpo nos reclama cuando hay un déficit de alimentos.
  • El hambre irreal es el hambre que corresponde a diferentes necesidades o estímulos y que nos incita a consumir alimentos, sin pensar más allá. En Clínica Vida’m diferenciamos dos tipos de hambre irreal:
  • El hambre hedónica es la que nos hace comer por placer. Y muchas veces comemos simplemente porque nos gusta ese alimento en concreto. La industria alimentaria ha puesto a nuestro alcance muchos productos alimentarios que apelan a este tipo de hambre y que generan adicción por sus grandes cantidades de azúcares, grasas de mala calidad y aditivos químicos. Reeducar tu paladar será clave para poder satisfacer esta hambre con alimentos saludables.
  • El hambre emocional. Aquí también nos escapamos del ámbito de la dietética y entramos en un terreno más profundo, que también es importante tener en cuenta. Podemos comer por aburrimiento, tristeza, ansiedad, impaciencia, frustración o simplemente ‘’porque nos lo merecemos’’. ¿Cuántas veces nos hemos puesto a comer cuando en realidad lo que necesitábamos era otra cosa? Cuando comemos con hambre emocional en Clínica Vida’m detectamos que lo que buscamos no es precisamente satisfacer el hambre real o hambre fisiológica, sino que necesitamos cubrir las necesidades que el estrés o los nervios del día a día nos produce. El problema es que este tipo de hambre no se satisface comiendo. Lo único que estamos haciendo es poner “un parche”.

Dada la relación que guardan alimentación y estado emocional, en Clínica Vida’m aconsejamos que, en momentos en los que entra en juego el hambre emocional, pruebes, por ejemplo, realizar otra actividad como salir a pasear. Te sentirás mucho mejor que comiendo cualquier cosa.

Compartir esta publicacion